Ahora, no sólo yo
tengo la comprensión.
Todos los Budas,
innumerables como granos de arena del Ganges,
tienen la misma esencia.
La doctrina del no-miedo
es como el rugido del león.
Quiebra el cerebro de los cien animales que lo escuchan.
El elefante, a pesar de su poder,
pierde su dignidad.
Soló el dragón del cielo
escucha esta voz con satisfacción.
El Shodoka o Canto del Inmediato Satori, es uno de los textos Zen más importantes de dicha tradición. En esta estrofa hace referencia a varios de los axiomas del Budismo Mahayana.
Todos tenemos la naturaleza del Buda, todos podemos llegar a ser el propio Buda dado que en la tradición de la no-dualidad, realmente no somos diferentes del Buda, o algo más complejo, de hecho, nosotros no podemos existir separados del Buda o el Buda no podría existir separado de nosotros. Ahora bien, ¿por qué permanecemos en la dualidad?. El rugido del león es considerado el Dharma, pero no sólo la enseñanza de los libros, sino la experiencia propia de la práctica. Algo así como que aquel que aquieta su mente, podrá oír el rugido del león.
Tanta es la importancia que se le da a la practica, que cuando dice los "cien animales y el elefante", se refiere al intelecto y demás filósofos que no pueden soportar el rugido del león y se quiebran. La experiencia del Satori no se alcanza (al menos desde el punto de vista de esta tradición, ya que el mismo Zen se subdivide en dos, la escuela Soto que da importancia a la experiencia por encima de todo. Y la escuela Rinzai que le da la misma importancia a la comprensión intelectual y a la practica en sí) por la simple comprensión intelectual, sino que por encima de todos los artilugios de la mente, la experiencia del Satori proporciona la comprensión intuitiva.
El Dragón del cielo, si refiere al perfecto practicante, aquel que se compromete con su practica.
Son muchos más los matices y las conexiones que existen entre este texto japones y los textos clásicos indios y chinos. Por lo que lo recomiendo a todo el mundo.