jueves, 11 de octubre de 2012

Equilibrio entre lo suave y lo contundente.




Una de las características genuinas del Yoga Marcial es que en sus tablas de movimientos, llamadas Sunseo en coreano, se deben de contemplar cambios drásticos de ritmo e intensidad, es decir, se debe poder pasar de la más absoluta quietud a las más explosiva y contundente de las técnicas de combate. ¿Por qué? tan sencillo como es el hecho de que lo suave y lo contundente no son dos cosas incompatibles o independientes sino que son los dos extremos de un mismo contínuo, son interdependientes y necesarios entre sí, el eterno Yin y Yang. Y la forma de extrapolarlo al movimiento del cuerpo es esa.

Además, obviamente de que el ser humano es continuamente una especie de conglomerado de estos opuestos, hay que usar la dualidad para romper la dualidad. Esta forma de practicar permite una forma de expresión y de meditación en movimiento donde todo tiene cabida. Es decir, en las tradiciones orientales puede parecer al principio que meditar es incompatible con sentir, y mucha gente piensa que para meditar hay que anular las emociones, nada más lejos de la realidad. Para meditar hay que acompasarlo todo sin el impedimento de la mente, y eso es lo que consigue el Yoga Marcial.